Secreto revelado: Las ostras hacen perlas por supervivencia

Las ostras hacen perlas para sobrevivir, he aquí el porqué

Oye, eres tímido, bueno, no te cierres todavía, que nunca has hablado con una ostra antes, primera vez para todos. Estoy aquí para responder las preguntas más comunes que los humanos tienen sobre los de mi clase, por ejemplo, cómo hacemos las perlas y por qué escupimos. Permíteme contarte algunos datos interesantes sobre nosotros, las ostras.

Las ostras son criaturas marinas que tienen una concha dura y resistente. A simple vista, todas las ostras parecen ser iguales, pero si las observas detenidamente, notarás que hay diferencias entre ellas. Esto se debe a que cada ostra adquiere su forma al adherirse a una superficie, preferiblemente llena de ostras. Aunque existen alrededor de 150 variedades de ostras, las que la gente suele comer pertenecen a una familia distinta a las ostras de perlas brillantes. Sin embargo, he tenido la suerte de haber conocido la ostra más grande del mundo, la pintada máxima, que es del tamaño de un plato.

A pesar de nuestra apariencia externa dura, somos muy sensibles por dentro. Tenemos un cuerpo carnoso llamado «pie» y un tejido viscoso llamado «manto». Cuando un intruso ve mi concha abierta y decide entrar, no tengo más remedio que defenderme. Como no tengo manos para ahuyentar al pequeño invasor ni piernas para huir, produzco una sustancia llamada «nácar». Esta sustancia empieza a formar una capa alrededor del irritante parásito que intenta vivir conmigo en mi concha. Con el tiempo, añado más y más capas para asegurarme de que no se escape, y así es como se forman mis perlas.

Mis primos que viven en agua dulce pueden hacer una perla en unos seis años, pero yo, como vivo en agua salada, me toma de 5 a 20 años, casi tanto como mi vida. Debo aclarar que hay un mito por ahí que dice que cuando la arena entra en mi cuerpo, produzco perlas. Pero esto solo es cierto si la arena tiene parásitos adheridos a ella. En ese caso, puedo expulsar fácilmente la arena sin desperdiciar mi precioso jugo. Pero, sinceramente, no me gustan los gusanos de mar y los bichos.